Quistes ováricos
Los quistes ováricos, o de ovarios, son pequeños sacos de tejido dentro de los cuales se acumula líquido. En general, cualquier acumulación de líquido dentro de los ovarios es considerada como un quiste. Son muy comunes durante los años de fértiles de la mujer; de hecho, la formación de quistes ováricos suele ser una parte normal del ciclo menstrual, específicamente durante la ovulación. En ese caso reciben el nombre de quistes funcionales o foliculares.
Pero también existen otros tipos de quistes, como los quistes dermoides (se forma a partir de células embrionarias, contiene tejido similar al de otras partes del cuerpo, incluyendo piel, cabello y dientes), quistes de cuerpo lúteo (un folículo comienza a cerrarse y a acumular líquido en su interior), quistes de chocolate o endometriomas (se caracterizan por la producción de múltiples quistes pequeños que llegan a reemplazar el tejido ovárico normal), el síndrome de ovario poliquístico (la mujer no puede ovular con normalidad y ocurre la formación de múltiples quistes en sus ovarios), entre otros. En la mayoría de los casos los quistes ováricos son benignos y no causan grandes molestias, a menos que comiencen a aumentar de tamaño o se rompan.
Tumores ováricos
Por su parte, los tumores ováricos son crecimientos de tejido que se desarrollan dentro de los ovarios. Estas masas pueden ser naturaleza benigna o maligna; cuando el tumor es benigno no suele causar grandes complicaciones ni llega a ser mortal, al diferencia del tumor maligno, que sí puede evolucionar hacia el cáncer de ovario y poner en peligro la vida de la mujer.
Existen tres tipos de tumores ováricos, dependiendo del sitio donde se originen. Ellos son:
- Los tumores de células epiteliales. Son los más comunes, comienzan en las células de la superficie de los ovarios.
- Los tumores de células embrionarias. Se originan en las células que producen los óvulos. Pueden ser benignos o cancerosos, aunque la mayoría son benignos. Son más comunes en mujeres jóvenes.
- Los tumores estromales. Se originan en las células que producen las hormonas femeninas.
Se han identificado varios factores de riesgo que pueden influir para que una mujer desarrolle tumores malignos o cáncer de ovario, por ejemplo:
- La edad, específicamente en las mujeres que ya han pasado la menopausia.
- El hábito de fumar.
- La obesidad.
- No tener hijos o no amamantar.
- Tomar medicamentos para la fertilidad (Clomid).
- La terapia de reemplazo hormonal.
- Los antecedentes familiares o personales de cáncer de ovario, cáncer de mama o cáncer colorrectal (tener el gen BRCA puede aumentar el riesgo).
Síntomas de quistes y tumores ováricos
Los quistes ováricos no suelen causar síntomas. Es posible que pasen desapercibidos hasta que la mujer acude al médico para recibir un examen pélvico de rutina. Sin embargo, algunos quistes ováricos pueden causar problemas si se tuercen, sangran o se rompen.
Los tumores ováricos generalmente también son asintomáticos, la mujer rara vez tiene síntomas evidentes. De hecho en algunas mujeres el tumor es tan indetectable que puede llegar a crecer con el paso del tiempo y comenzar a causar molestias pélvicas al invadir los órganos cercanos. En esos casos, los síntomas pueden incluir dolor abdominal, problemas para orinar, micción frecuente, dolor lumbar, dolor durante las relaciones sexuales, calambres menstruales, náuseas o vómitos.
Debido a que estas condiciones pueden desarrollarse sin mostrar síntomas evidentes, es muy importante que la mujer acuda al ginecólogo de forma regular para ser examinada y realizarse la prueba de Papanicolau. De esa forma puede comprobar que todo está en orden o detectar cualquier cambio en su fase inicial. (Ver: “Tengo miedo, no quiero ir al ginecólogo”)
Como recomendación general, se dice que toda mujer debe acudir al médico en caso de presentar los síntomas siguientes:
- Dolor o hinchazón en el abdomen
- Dificultad para orinar o necesidad frecuente de orinar
- Dolor agudo en la espalda baja
- Dolor durante las relaciones sexuales
- Menstruación dolorosa y sangrado anormal
- Aumento de peso
- Náuseas o vómitos
- Pérdida del apetito, o sentir que te llenas rápidamente
Diagnóstico de los quistes y tumores ováricos
El obstetra/ginecólogo o tu médico de cabecera puede percibir la presencia de un bulto / masa al hacer un examen pélvico de rutina. Dependiendo del tamaño y otras valoraciones, el médico suele indicar alguna, o varias, de las siguientes pruebas:
Pruebas para determinar la presencia de quistes o tumores ováricos
- Ultrasonido. Esta prueba utiliza ondas sonoras para crear una imagen de los ovarios. La imagen ayuda al médico a determinar el tamaño y la ubicación del quiste o tumor.
- Otras pruebas de imagen. Tomografía computarizada (CT), resonancia magnética (TRM) y tomografía por emisión de positrones (PET), son exploraciones que muestran imágenes altamente detalladas. El médico puede utilizarlas para encontrar tumores ováricos y ver si, o hasta qué punto, se han propagado.
- Niveles hormonales. El médico puede realizar un examen de sangre para verificar los niveles de varias hormonas. Esto puede incluir la hormona luteinizante (LH), la hormona estimulante del folículo (FSH), el estradiol y la testosterona.
- Laparoscopia. Este es un procedimiento quirúrgico que se usa para tratar quistes ováricos. Si el cirujano encuentra quistes o tumores, puede tomar una pequeña muestra de tejido para realizar una prueba (biopsia) y determinar si la paciente tiene cáncer.
- CA – 125. Si el médico cree que el crecimiento puede ser canceroso, tomará una muestra de sangre para buscar la presencia de una proteína llamada CA-125. Los niveles de esta proteína tienden a ser más altos en algunas, pero no en todas las mujeres con cáncer de ovario. Dicha prueba se utiliza principalmente en las mujeres mayores de 35 años que tienen un mayor riesgo de padecer cáncer de ovario.
Cuando el diagnóstico indica que hay cáncer de ovario, el médico utiliza los resultados de las pruebas para determinar si el cáncer se ha extendido fuera de los ovarios. En caso de ser así, también determinará hasta dónde se ha diseminado. Este procedimiento de diagnóstico se denomina estadificación y es fundamental para planificar un tratamiento más adecuado.
Tratamiento de los quistes y tumores ováricos
La mayoría de los quistes ováricos desaparecerán por sí solos después de un tiempo. Si la mujer no tiene síntomas molestos, y sobre todo si aún no ha pasado la menopausia, el médico puede abogar por una «espera vigilante», examinando cada 1-3 meses para ver si ha ocurrido algún cambio en el quiste.
En algunos casos se puede indicar el tratamiento con píldoras hormonales para aliviar el dolor causado por los quistes ováricos, así mismo para prevenir la ovulación y reducir la probabilidad de que se formen nuevos quistes. Las píldoras anticonceptivas no harán desaparecer un quiste ya existente.
Si un quiste no desaparece, crece o causa mucho dolor, se puede valorar la cirugía. Existen dos tipos de cirugía:
- Laparoscopia: se elimina el quiste a través de una incisión muy pequeña en el abdomen; esta técnica se emplea para los quistes pequeños.
- Laparotomía: involucra una incisión más grande en el abdomen. Los médicos prefieren esta técnica para eliminar los quistes más grandes y los tumores ováricos. Si el crecimiento es canceroso, el cirujano removerá la mayor cantidad de tumor posible. Dependiendo de la propagación que haya tenido el cáncer, también puede retirar los ovarios, el útero, las trompas de Falopio, el epiplón (tejido graso que cubre los intestinos) y los ganglios linfáticos cercanos.
Otras alternativas de tratamiento para los tumores ováricos cancerosos pueden ser la quimioterapia y la radiación, para eliminar las células malignas y evitar su reaparición. La cirugía, la quimioterapia y la radiación, se pueden administrar individualmente o juntas. Es posible que los tumores ováricos cancerosos regresen después de un tiempo. Si eso sucede, se necesitarán más cirugías, combinadas con quimioterapia o radiación.