Uno de los órganos hacia donde comúnmente se suele diseminar el cáncer de mama es el hígado. En este caso se denomina cáncer de hígado secundario o metástasis del cáncer de mama al hígado. Aunque la enfermedad se encuentre en el hígado, las células cancerosas todavía corresponden al tejido mamario; se trata de un cáncer diferente al cáncer de hígado primario.
Metástasis del cáncer de mama hacia el hígado
La metástasis ocurre cuando el cáncer se ha diseminado a los ganglios linfáticos y ha logrado invadir otros órganos. Inicialmente las células cancerígenas se desarrollan en los ganglios linfáticos cercanos, casi siempre en los ganglios linfáticos axilares. Si la diseminación es diagnosticada en esta etapa, hay mayores posibilidades de cura, pero si el cáncer logra extenderse más allá de los ganglios linfáticos axilares, el tratamiento suele ser más difícil.
Existe un pequeño número de casos en los que el diagnóstico inicial del cáncer ya revela la presencia de metástasis del cáncer de mama en el hígado; esto representa menos del 5 % de lo casos. Un cáncer de seno que todavía se encuentra sólo en el tejido mamario puede tener riesgo de metastásis dependiendo de varios factores, por ejemplo el estado de salud general de la persona y el tiempo que ha pasado desde el tratamiento.
La diseminación o metastásis del cáncer de mama al hígado u otros órganos ocurre a través de tres procesos generales:
Invasión del tejido local. Las células cancerosas invaden el tejido mamario y comienzan a formar tumores. Luego se van extendiendo hacia el tejido que se encuentra alrededor de los senos y más tarde invaden estructuras fuera del tejido mamario o sus márgenes.
Invasión de los ganglios linfáticos. Una vez que el cáncer de mama ha invadido sus alrededores, puede entrar en el sistema linfático y pasar a los ganglios. En este punto, la enfermedad puede diseminarse a cualquier otro órgano en el cuerpo.
Circulación. Después de entrar en los ganglios linfáticos, las células cancerígenas pasan a la circulación y viajan a través del torrente sanguíneo, llegando a otras superficies y órganos distantes. Aquí se incluyen los pulmones, el cerebro, los huesos y el hígado.
En el caso particular del hígado, estas células inician la invasión de sus vasos sanguíneos, de forma que pueden obtener el suministro de sangre que les permite crecer y llegar al tejido hepático real. Una vez allí, se adhieren a las células hepáticas sanas y empiezan a formar tumores iguales al cáncer de mama original. Estos primeros tumores son pequeños y se denominan micrometástasis.
Síntomas de la metástasis de cáncer de mama en el hígado
En la fase inicial del cáncer de hígado metastásico puede que la persona no experimente síntomas, pero a medida que el cáncer avanza se produce una hinchazón en el hígado, conduciendo a los siguientes síntomas:
- Hinchazón abdominal
- Falta de apetito y pérdida de peso significativa
- Orina de color oscuro y piel amarilla (ictericia)
- Dolor en el hombro derecho
- Náuseas y/o vómitos
- Dolor abdominal superior
- Presencia de una masa en la parte superior derecha del abdomen
- Fiebre, escalofríos, sudores
- Pensamiento confuso
Conocer los primeros síntomas del cáncer de mama que ha hecho metástasis en el hígado puede contribuir a su diagnóstico y tratamiento desde fases tempranas, además de aumentar las posibilidades de retrasar su progresión.
Tratamiento para la metástasis del cáncer de mama en el hígado
El cáncer de mama que se ha diseminado al hígado es incurable, el tratamiento está encaminado a tratar de controlar y ralentizar el avance de la enfermedad, así como a aliviar sus síntomas. El médico tratará de crear un plan de tratamiento adecuado para prolongar y mejorar la calidad de vida del paciente. Generalmente se consideran algunos factores, como los tratamientos anteriores, el aspecto de las células cancerosas, los síntomas, la extensión de la metástasis (pulmones, cerebro, huesos, hígado) y la sensibilidad de los receptores hormonales.
Las opciones de tratamiento en estos casos incluyen:
Terapia hormonal. Se utiliza en los casos de cáncer de mama que son receptores positivos al estrógeno (ER +). Para determinar esto se necesita una biopsia, tomando muestras de tejido del cáncer de mama primario.
Quimioterapia. Se puede administrar un curso de quimioterapia con uno o varios medicamentos, dependiendo de si el paciente ha recibido quimioterapia anteriormente y del tiempo que haya pasado desde entonces.
Terapias dirigidas (biológicas). Solo las personas cuyo cáncer es HER2 positivo pueden beneficiarse son las terapias dirigidas. Algunas células de cáncer de mama tienen un nivel superior de la proteína llamada HER2 (receptor 2 del factor de crecimiento epidérmico humano) en su superficie, lo cual las estimula a crecer más de lo normal. Según los investigadores, alrededor del 15-20% de los cánceres de mama invasivos tienen esta característica, en cuyo caso se denominan HER2 positivos.
Cirugía. Aunque la cirugía no puede curar el cáncer de mama secundario en el hígado, esta opción puede ser valorada en algunos casos, por ejemplo si el área afectada en el hígado es muy pequeña, y si el cáncer no se ha diseminado a otra parte del cuerpo. Los trasplantes de hígado no son una opción para las personas que tienen cáncer de mama secundario.
Otros tratamientos actuales incluyen la crioablación (destruye las células cancerosas calentándolas o congelándolas), la radioterapia estereotáctica, también conocida como radiocirugía (permite administrar altas dosis de radiación con una precisión extrema y un daño mínimo al tejido circundante), la quimioterapia intrahepática (administra la quimioterapia directamente en el hígado, aplicando mayor concentración del medicamento en el área del cáncer) y la quimioembolización (la quimioterapia se administra junto con un líquido o espuma oleosa que bloquea el suministro de sangre al cáncer).
Respuesta al tratamiento para la metástasis del cáncer de mama en el hígado
Existe la posibilidad de que los tumores se vuelvan resistentes al tratamiento. Los medicamentos pueden detener el crecimiento del cáncer por un tiempo, ya que su objetivo es evitar que las células cancerosas se nutran y se reproduzcan, sin embargo estas células pueden llegar a aprender y desarrollar nuevas vías para conseguir el alimento e interferir con la efectividad de los medicamentos. Para evitar que esto suceda, los médicos suelen monitorear la respuesta de las células a los tratamientos. Si se produce resistencia, pueden cambiarlos por otros más efectivos.
Cada pocos meses, se realizan exploraciones para observar si los tumores han crecido, han disminuido o tiene el mismo tamaño. Teniendo en cuenta los cambios que se producen, se puede crear un nuevo plan de tratamiento.
Pronóstico del cáncer de mama diseminado al hígado
Alrededor del 37 % de las personas afectadas viven al menos 3 años después del diagnóstico de metástasis del cáncer de mama en el hígado, sin embargo, hay casos en los que este tiempo se extiende hasta 10 años. Se dice que las nuevas terapias hormonales son las principales responsables del aumento de la esperanza de vida en estos pacientes.