En el artículo de hoy quiero abordar este tema porque pienso que nuestra salud vaginal y reproductiva no debe ser solo de interés femenino. Cuando veo el desconocimiento que todavía abunda entre las mismas mujeres, puedo comprender que los hombres también tengan grandes lagunas en lo que a salud femenina se refiere.
A lo largo de los años he interactuado con pacientes que han perdido su relación de pareja o que no mantienen buena comunicación en el plano íntimo porque no han sabido explicar los procesos normales que tienen lugar en nuestro cuerpo. Por otro lado, es un hecho que algunos hombres creen saber la respuesta a muchas cuestiones sobre las cuales no tienen ni la más mínima idea. Existen falsos mitos y creencias que se repiten de generación en generación, originando las mismas dudas y actitudes erróneas.
Podría decirse que uno de los síntomas más polémicos es el flujo vaginal, especialmente cuando es abundante o aparece durante las relaciones sexuales. Muchos hombres no entienden por qué ocurre esto, y en el peor de los casos asumen posibles causas que culpan o lastiman a la mujer.
El flujo vaginal es un suceso normal y cotidiano en la vida de la mujer. De hecho es un signo de buena salud vaginal. Las glándulas cervicales y vaginales se encargan de producir moco como parte de un mecanismo de auto-limpieza natural, de modo que la vagina pueda ser un entorno libre de patógenos y células muertas. Pero la producción de flujo no siempre es igual, hay algunos días durante el ciclo menstrual en los que la cantidad aumenta considerablemente y se crea un ambiente de gran humedad vaginal. Esto se observa durante la ovulación, fase en la que se libera el óvulo y se produce el moco cervical “clara de huevo” para facilitar el paso de los espermatozoides.
Obviamente durante las relaciones sexuales también es normal que se produzca un aumento de las secreciones vaginales, porque a medida que la mujer alcanza mayor excitación, las paredes vaginales segregan los líquidos de lubricación natural. Muchas veces el flujo permanece atrapado dentro de la vagina, pero al producirse la penetración este flujo se desprende y sale completamente de una vez hacia el exterior.
Hay casos en los que el flujo abundante no es normal porque se asocia a la presencia de una infección vaginal. Y aquí también quiero hacer algunas aclaraciones. No todas las infecciones vaginales son enfermedades de transmisión sexual. Este es un tema que muchos hombres desconocen. Las infecciones vaginales más comunes no se trasmiten sexualmente, me refiero a la infección por hongos y la vaginosis bacteriana. Ambas condiciones surgen como resultado de desequilibrios en el pH y la micro-flora vaginal; y causan síntomas molestos como flujo anormal, picor, irritación, ardor al orinar, dolor durante las relaciones sexuales, entre otros. Otras condiciones, que sí son de transmisión sexual, también pueden causar alteraciones en la vagina (tricomoniasis, gonorrea, clamidia, sífilis, verrugas genitales, VIH, herpes), pero en esos casos los síntomas suelen ser mucho más serios. Vale aclarar que este tipo de infecciones pueden ser transmitidas por ambos sexos, hombres y mujeres.
Por otra parte, la vagina tiene un olor característico, un olor único que proviene de la mezcla entre humedad, sudoración y microorganismos. Este olor no tiene que ver con la falta de higiene vaginal. Lamentablemente hay hombres que creen esto, pero están equivocados. De hecho el lavado excesivo de la zona íntima es perjudicial para la mujer, ya que incrementa el riesgo de padecer infecciones por hongos y bacterias. Lo que se recomienda es lavar la vagina una vez al día con agua fresca y un jabón suave, mientras menos perfumes y químicos tenga el jabón, es mucho mejor.
Desde aquí los animo a todos a buscar información, a tratar de comprender cómo funciona el sistema reproductivo femenino antes de sacar conclusiones apresuradas y a apoyar a sus compañeras para que mantengan una buena salud vaginal y una mejor sexualidad.