Durante el embarazo los niveles de hormona van aumentando significativamente a medida que se produce la placenta. Estas fluctuaciones hormonales provocan cambios, y en la mayoría de los casos aumenta el riesgo de padecer ciertas condiciones vaginales, como la infección por levaduras/infección por aftas o candidiasis vaginal. En consecuencia, son comunes los síntomas de irritación, picor y dolor en la vulva.
Las mujeres pueden desarrollar vulvodinia durante o inmediatamente después del embarazo. Sin embargo, algunas mujeres que ya la padecen antes de quedar embarazadas pueden notar que sus síntomas empeoran o mejoran. Los casos donde ocurren episodios repetidos de aftas suelen mostrar un agravamiento del dolor vulvar.
Efectos del dolor vulvar/vulvodinia en el embarazo y el parto
Hasta ahora no se conocen efectos de la vulvodinia sobre el embarazo y la salud del bebé. No hay evidencia de que las mujeres con vulvodinia tengan una tasa de parto normal más baja o sean más propensas a necesitar fórceps. Aun así, muchas mujeres optan por tener una cesárea. Obviamente el parto es la etapa de mayor tensión, es normal sentir miedo y preocuparse por si el dolor impedirá el trabajo normal de parto.
Es importante saber que el dolor vulvar puede ocurrir después del parto por otras razones, incluyendo:
- Dolor en la puntadas del corte perianal
- Deficiencia de estrógeno durante la lactancia
- Cicatrización de una sutura demasiado apretada
- Infecciones vaginales
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Dolor en las puntadas del corte perianal
Muchas mujeres necesitan puntos de sutura después de un parto vaginal, ya sea debido a un corte (episiotomía) o a un desgarro/ruptura de la piel. Las puntadas son necesarias porque restauran la anatomía de la piel y evitan el sangrado. Todos los puntos de sutura que se usan actualmente se disuelven con el tiempo y el resultado casi siempre es normal. En ocasiones cuando las puntadas están demasiado apretadas o si se infectan, pueden causar dolor en el área vulvar. Algunas medidas para proporcionar alivio son colocar una bolsa de hielo sobre la vulva o aplicar geles anestésicos locales. El uso de estos medicamentos recetados puede ser discutido con el médico en caso de ser necesario. Es muy importante mantener los cuidados de higiene básica.
Deficiencia de estrógeno durante la lactancia
Si la mujer está amamantando, hay altas probabilidades de que no ovule debido a los altos niveles de la hormona prolactina. Al no ovular, sus niveles de estrógeno serán bajos hasta que todo se normalice. Como resultado de los bajos niveles de estrógeno se puede notar sequedad vaginal y dolor durante las relaciones sexuales. Mientras tanto el uso de lubricantes a base de agua (con o sin anestesia local) puede ayudar. Siempre consulte a su médico antes de aplicar cualquier tratamiento.
Cicatrización de una sutura demasiado apretada
Si se han colocado puntadas muy apretadas dentro de la vagina, es posible que surja dolor a medida que el tejido va cicatrizando. Hay casos en los que cuando la piel ha cicatrizado completamente, se desarrolla una especie de puente de piel puede ocurrir a través de la parte inferior de la vulva, ocasionando que las relaciones sexuales sean muy dolorosas. Este puente cutáneo es una complicación inusual del parto y por lo general requiere un procedimiento bajo anestesia para retirar el tejido.
Parto por cesárea
Algunas mujeres se sienten tan preocupadas por los posibles efectos de un parto vaginal, que prefieren someterse a un parto por cesárea. Esta no es una decisión simple y debe ser discutida con el médico. Tener una cesárea obviamente evitará un parto vaginal y posiblemente (pero no totalmente) prevenir un brote de vulvodinia. Sin embargo la gran desventaja es que tendrá que someterse a una operación y la recuperación de este procedimiento puede tomar de seis a ocho semanas.