El flujo vaginal es una parte importante del sistema reproductor femenino, pero al mismo tiempo es una de las quejas ginecológicas comunes. Si bien es normal experimentar secreción vaginal en cierta medida, un número creciente de mujeres informan sobre la presencia de una secreción blanca y maloliente, que muchas veces viene acompañada de otros síntomas como picazón, inflamación y ardor. Casi siempre estos síntomas indican claramente la presencia de una infección vaginal o vaginitis, que debe abordarse lo antes posible.
Muchas mujeres que notan este flujo vaginal por primera vez proceden a aumentar la frecuencia de sus hábitos de higiene, al uso de tampones o protectores diarios para absorber los fluidos, o de desodorantes para reducir el olor. Esto agrava los síntomas y puede conducir a complicaciones. En este artículo hablaremos sobre la presencia del flujo blanco y maloliente, teniendo en cuenta los casos más frecuentes descritos por otras mujeres. Con tal propósito usaremos nombres ficticios.
Un flujo vaginal blanco y con mal olor
Laura nos cuenta: Siempre he sido diligente en mi higiene personal, no excesivamente diligente u obsesionada, sólo muy cuidadosa y considerada. Un día me sentí muy preocupada pues, a pesar de estar consciente de que el flujo vaginal es algo normal, en esa ocasión noté que mi ropa interior se había empapado y que mi vulva se sentía pegajosa y húmeda. De inmediato pensé en una infección por hongos, debido a que no había sido lo suficientemente diligente con mi higiene.Después de haber terminado el trabajo me fui directamente a comprar un jabón caro, perfumado junto con un desodorante destinado específicamente para mi área genital. Yo estaba decidida a deshacerme de ese flujo blanco molesto. Así que empecé a limpiar mi zona íntima con jabón dos veces al día, aplicando también desodorante cada vez que usaba el inodoro. Orgullosa de que mi ropa interior finalmente se sentía fresca y limpia, seguí haciendo lo mismo por varios días, hasta que para mi sorpresa la descarga vaginal se volvió abundante, grumosa y con un olor agrio.
Preocupada llamé a mi ginecólogo e hice una cita para el día siguiente. Tras unos exámenes de laboratorios supe que la causa era nada más y nada menos que la vaginosis bacteriana, provocada por mis nuevos hábitos de higiene. La doctora me explicó que mi flujo blanco y desagradable se debía al uso de todos esos productos de higiene porque alteran el pH vaginal. Me aconsejó cambiar mi ropa interior dos veces al día para evitar el mal olor, utilizar específicamente agua para mantenerme limpia, fresca y me recetó antibióticos junto con un suplemento probiótico para evitar una posible infección por levaduras.
Ahora comparto con ustedes lo que aprendí. Es bueno mantener el área genital limpia, pero nunca se debe estar obsesionada al respecto. Mi aumento de flujo en un principio se debía simplemente a mi fase de ovulación, ya que aumentan los niveles de estrógeno y por tanto, la cantidad de flujo. Así que chicas, si alguna vez pasas por lo mismo, asegúrate de consultar a un médico antes de intentar «resolver» un problema que no existe realmente.
El flujo vaginal blanco sin olor durante el embarazo
Karla nos cuenta: Yo estaba embarazada de tres meses en el momento que experimenté un aumento en el flujo vaginal blanco y sin olor. Perfectamente consciente de los cambios que mi cuerpo estaba viviendo, no entré en pánico y supuse que todo era normal. La descarga vaginal era acuosa, blanquecina, con un olor ligero y a veces sentía como si me hubiera orinado un poco. Mi vagina no tenía mal olor, pero sí me picaba, así que decidí empezar a usar toallitas húmedas en lugar de papel higiénico regular, en un intento de calmar la comezón. Los síntomas empeoraron después de sólo dos días: la descarga se volvió grumosa, no tenía mal olor pero yo notaba que mi vulva estaba más roja de lo habitual. Le conté a mi esposo acerca de mis síntomas y me animé a ver a un médico al día siguiente.
Después de responder a decenas de preguntas sobre lo que había, o no había, estado haciendo, el ginecólogo llegó a la conclusión de que probablemente yo tenía candidiasis. Entré en pánico, pues no había tenido sexo, ni tomado antibióticos, ni había hecho algo fuera de lo común. Sin embargo, parece que los cambios hormonales en mi organismo causaron un crecimiento excesivo de Candida.
Yo estaba feliz de haber obtenido un diagnóstico tan rápido, así que mi bebé no iba a sufrir ningún daño. El doctor me recetó unas pastillas seguras para el embarazo y me recomendó evitar el uso de tampones o protectores diarios. Me instó a alejarme de los productos de higiene y a usar solo agua para la limpieza de mis genitales. Como medida de apoyo, comencé a tomar probióticos y comer más yogur con cultivos vivos para reponer los niveles de bacterias buenas en mi cuerpo.
Durante el sexto mes de embarazo, experimenté algo parecido, pero esta vez el flujo blanco sí venía acompañado de olor fuerte. Al parecer tenía una infección por levaduras más seria. Por suerte y gracias a la experiencia anterior, pude tratarla rápidamente en dos semanas.
Si tuviera que aconsejarles algo a otras mujeres embarazadas, les diría que no hagan lo que yo hice. No supongan que una descarga blanca y sin olor es normal. Acudan regularmente al ginecólogo para asegurarse de que no hay infección. Muchas de las infecciones son asintomáticas, lo que significa que podrías tener una, pero no experimentar síntoma alguno. Si no recibes tratamiento, esto realmente puede hacerle daño a tu pequeño y a tu propia salud.