Lo primero que debemos saber sobre la eyaculación femenina es que la mujer posee la anatomía necesaria para eyacular. Muchas mujeres evitan la eyaculación sin saberlo, ya que durante el orgasmo aprietan y contraen la zona pélvica, haciendo que la eyaculación entre en la vejiga en lugar de salir. Esto se conoce como eyaculación retrógrada.
Próstata femenina: glándulas de Skene
Las glándulas de Skene, también conocidas como glándulas parauretrales, se envuelven alrededor de la uretra y vacían su contenido en el canal uretral. Se dice que tienen dos funciones. La primera se relaciona con la producción de la hormona serotonina, la segunda se centra en el desarrollo del líquido prostático. Más recientemente se ha encontrado que su fluido tiene propiedades anti-bacterianas.
La forma de estas glándulas puede variar en cada mujer, aunque en la mayoría de las mujeres tiene una forma de “rampa”. La forma no influye en el funcionamiento de las mismas.
Punto G
El área de aproximadamente 2.1 pulgadas dentro de la pared anterior de la vagina se llama punto G. Al estimular este punto, en realidad se está estimulando lo que está detrás de la pared vaginal, las glándulas parauretrales o próstata femenina, que se hincha con el fluido y tejido eréctil. Tanto es así que uno puede sentirlo presionando en la pared vaginal anterior.
Músculos pélvicos
Los músculos pélvicos de las mujeres que eyaculan suelen ser bastante fuertes, lo que indica que mientras más fortaleza se tenga en ellos, más fácil será lograr la eyaculación durante el orgasmo.
Nervio pélvico
El mismo nervio responsable de las sensaciones en el punto G, es lo que se estimula durante la eyaculación femenina.
La eyaculación
¿De qué se compone la eyaculación femenina? Si bien hay rastros de orina en la eyaculación femenina, la sustancia primordial en ella es líquido prostático (como los hombres, pero sin el semen). La cantidad varía dependiendo de muchos factores, pero oscila entre 1 cucharadita y 1/2 taza.