En los 20…
Contracción normal. La pubertad ha terminado totalmente y tus órganos han alcanzado su tamaño adulto, a excepción de los labios mayores, es decir los labios exteriores que envuelven el resto de los órganos genitales. Es frecuente que estos se vuelvan más delgados, ya que a medida que se envejece la grasa subcutánea disminuye, incluyendo la de los genitales.
En los 30…
Sombras oscuras. Los cambios hormonales que vienen con el embarazo o el envejecimiento pueden causar que los labios menores o «interiores», que rodean el clítoris y la abertura vaginal, oscurezcan su color hacia un tono más gris o violáceo.
Estiramiento vaginal. Muchas mujeres comienzan a tener hijos a partir de los 30. Es válido mencionar que el parto vaginal ensancha considerablemente las paredes de la vagina, pero no es algo definitivo, estas comienzan a estrecharse poco a poco. En aproximadamente 6 meses se puede recuperar el tono vaginal normal.
En los 40…
Períodos cortos. A pesar de que la cantidad de óvulos disminuye en los primeros cuarenta años, la mujer todavía ovula y tiene su período. Sin embargo los ciclos son un poco más cortos y tienden a desaparecer alrededor de los 51 años.
Pérdida del tono muscular. El sobrepeso, el envejecimiento y los embarazos pueden provocar la pérdida del tono muscular y debilitar el suelo pélvico donde se apoyan el útero, la vejiga y el recto. Esto puede resultar en fugas de orina, prolapso vaginal y sensación de peso.
Sequedad vaginal. Los bajos niveles de estrógeno afectan el equilibrio ácido-alcalino de la vagina, lo que puede resultar en inflamación, adelgazamiento y sequedad de las paredes vaginales, picazón, ardor y enrojecimiento. En casos severos puede desarrollarse la atrofia vaginal.