La vaginitis es el diagnóstico ginecológico más frecuente encontrado por los médicos que brindan atención primaria a las mujeres. Sus síntomas no son específicos y ni el auto diagnóstico ni el diagnóstico de un médico es fiable y sin una confirmación de laboratorio.
Candidiasis vulvo-vaginal (CVV)
Esta condición se conoce como infección vaginal por hongos y es una causa común de irritación vaginal. La candidiasis vaginal afecta hasta el 75% de todas las mujeres durante sus años reproductivos (de 15 años – 45) y se caracteriza por síntomas de ardor, picazón, enrojecimiento y dolor en la vulva o vagina. En casos severos, la infección también puede estar asociada con un flujo vaginal anormal, que se describe típicamente como parecido al queso cottage, aunque puede variar de acuoso a grueso en su consistencia. Esta candidiasis es causada por un crecimiento excesivo de las células de hongos, más comúnmente Candida albicans, aunque se sabe que varias otras especies pueden participar. Un crecimiento excesivo de la candidiasis se produce como resultado de un cambio en el pH vaginal, y esto es particularmente evidente alrededor del periodo menstrual, cuando los cambios de pH son más discernibles, bajo la influencia de varias hormonas.
Otros factores que pueden influir en el pH son la diabetes, anticonceptivos orales o antibióticos, aumento de la frecuencia de las relaciones sexuales e incluso el uso de duchas vaginales o aerosoles de higiene íntima.
El embarazo puede ser un momento pico
Uno de los factores predisponentes más significativos para la candidiasis vaginal es el embarazo, ya que pueden ocurrir cambios regulares y bastante significativos en el pH vaginal durante este tiempo.
A veces, la candidiasis es relativamente difícil de distinguir de otras infecciones vaginales comunes, como las tricomonas y vaginosis bacteriana (Gardnerella), y es importante contar con una herramienta de diagnóstico conveniente y confiable para ayudar con el diagnóstico diferencial. El diagnóstico incorrecto puede provocar el uso excesivo de drogas antibióticas, con el consiguiente riesgo de problemas digestivos.
Aftas recurrentes
A veces la infección por Candida albicans permanece, independientemente del tratamiento adecuado. En algunas mujeres, la candidiasis recurrente puede ser un signo de deficiencia de hierro, sin embargo, en otras podría ser un diagnosticado de diabetes o un problema inmunológico, y se deben realizar las pruebas apropiadas para determinar con mayor precisión su origen.
La investigación confirma que las mujeres que sufren de infecciones por cándida recurrentes lo hacen debido a una infección persistente y un agotamiento general o debilitamiento de su sistema inmunológico.
No tengas miedo de intentar tratamientos caseros para las condiciones locales, como la candidiasis vaginal. Aquí es un gran tratamiento para aquellos que tienen:
Las siguientes medidas locales pueden ser el más útiles:
- Aliméntate con una dieta saludable y ten un estilo de vida saludable.
- Usa ropa interior de algodón y holgada que absorbe la humedad, evita las medias de nylon.
- Sumérgete en un baño de sal.
- Trata con una crema antimicótica antes de cada período menstrual y antes de una terapia con antibióticos para prevenir una recaída. Una crema de aceite del árbol del Té es una buena opción.
- Un tampón con yogur, como un supositorio en la noche, puede ayudar a acidificar la vagina y reducir la presencia de hongos.
Los siguientes tratamientos NO se recomiendan a largo plazo
- La aplicación de cremas de hidrocortisona para reducir la picazón y tratar la dermatitis secundaria que afecta a la vulva.
La medicación anti fúngica oral (itraconazol o fluconazol) cuando se toma con regularidad y de forma intermitente (por ejemplo, una vez al mes). Los agentes antimicóticos orales pueden ser inadecuados en el embarazo, requieren receta médica y tienen varios efectos secundarios, sobre todo a largo plazo. Estas drogas tienen muchos efectos secundarios adversos y sólo empeorarán tu condición a largo plazo.