La gran mayoría de las mujeres experimentará uno o varios episodios de infección / inflamación vaginal a lo largo de su vida, también denominado como vulvo-vaginitis. Las dos causas comunes de vulvo-vaginitis son las infecciones por hongos, en especial la candidiasis, y las infecciones bacterianas, específicamente la vaginosis bacteriana. Ambas condiciones se producen por un desequilibrio en la flora normal de la vagina, y pueden causar síntomas similares, pero existen diferencias muy importantes en su naturaleza y tratamiento.
A continuación te explicamos cuáles son las características típicas de cada infección vaginal, de modo que puedas prevenirlas y reconocer mejor sus síntomas.
Infección por hongos (candidiasis) vs Infección bacteriana (vaginosis bacteriana)
Infección por hongos
La infección vaginal por hongos es la más frecuente de todas. Se produce debido al sobrecrecimiento de las levaduras y hongos que habitan en la vagina. La variante más común es la candidiasis vaginal, causada por el hongo Candida albicans. La Candida habita de forma natural en la vagina, en el tracto digestivo y en la boca sin causar problemas, pero bajo determinados factores puede comenzar a crecer de forma descontrolada y causar una infección en dichas áreas.
Los síntomas típicos de la candidiasis son:
- Flujo vaginal blanco abundante y espeso, que puede llegar a ser grumoso como el requesón
- Enrojecimiento, picor intenso e irritación en toda la región vulvo-vaginal
- Sensación de ardor o malestar al orinar
- Dolor durante las relaciones sexuales
Existen varios factores de riesgo que aumentan la probabilidad de desarrollar infecciones vaginales por hongos o candidiasis. Por ejemplo:
El uso frecuente o prolongado de antibióticos. Estos medicamentos suelen afectar el número de bacterias saludables (lactobacilos) que controlan el entorno vaginal; de ahí que los hongos puedan proliferar mejor y tomar el control. (Ver: ¿Por qué los antibióticos causan infecciones por hongos?)
El uso de ropa interior inadecuada. Los tejidos sintéticos que no permiten la ventilación de la zona genital promueven el crecimiento de las levaduras gracias al exceso de humedad. Se recomienda usar ropa interior, y prendas en general, que sean holgadas y de algodón. (Ver: Tipos de ropa interior que aumentan las posibilidades de una infección vaginal)
El uso excesivo de productos femeninos perfumados para asear la zona íntima. Este es un error muy común, que puede prevenirse fácilmente. La vagina tiene su propio mecanismo de auto-limpieza, no es necesario aplicar tantos productos de higiene. Se recomienda lavar con agua fresca y un jabón suave, 1-2 veces al día. (Ver: La higiene como una vía de prevención)
El consumo de una dieta alta en azúcares y harinas refinadas.
El embarazo; las mujeres embarazadas son muy propensas a las infecciones por hongos y a otras infecciones vaginales debido a los cambios hormonales que ocurren en su cuerpo.
Para conocer otros detalles sobre esta infección, sigue leyendo en diagnóstico y tratamiento de la candidiasis.
Vaginosis bacteriana
La vaginosis bacteriana (VB) ocurre debido al desequilibrio en la población normal de bacterias vaginales. Normalmente la vagina alberga a diferentes tipos de bacterias, algunas son beneficiosas y otras son patógenas. Las bacterias buenas mantienen la proliferación de bacterias malas bajo control, hasta que determinados factores afectan este equilibrio y las bacterias patógenas comienzan a crecer en exceso. La vaginosis bacteriana es una infección vaginal muy frecuente durante la edad reproductiva.
Sus principales síntomas incluyen:
- Flujo vaginal blanco, turbio o grisáceo, abundante y consistencia generalmente acuosa.
- Olor vaginal a pescado, especialmente después de las relaciones sexuales.
- Picor en la región vulvar, de leve a intensa.
- Dolor durante las relaciones sexuales y la micción.
Eres más propensa a tener vaginosis bacteriana si:
Usas antibióticos frecuentemente; estos medicamentos afectan el número de bacterias saludables que habitan en la vagina y favorecen la proliferación de bacterias malas una vez que se termina el tratamiento. (Ver: Los antibióticos y la vaginosis bacteriana: ¿cuál es la conexión?)
Utilizas duchas vaginales de forma regular para limpiar el interior de la vagina. Las duchas alteran el pH vaginal y arrastran un gran cantidad de bacterias beneficiosas. (Ver: Duchas vaginales: efectos en la salud sexual femenina)
Cambias de pareja sexual varias veces en poco tiempo. Aunque la VB no es una enfermedad de transmisión sexual, es más común en mujeres que cambian frecuentemente de pareja.
Acostumbras a lavar tu zona íntima de forma excesiva, usando toda clase de productos perfumados. Este mal hábito altera la flora normal de la vagina y cambia el equilibrio ácido de su pH.
También puedes consultar más información sobre el Diagnóstico y Tratamiento de la vaginosis bacteriana.
Sin importar qué síntomas estás presentando, es fundamental que no te auto-mediques. La mejor recomendación es acudir al médico para ser examinada y diagnosticada. La candidiasis y la vaginosis bacteriana pueden causar molestias similares, pero se tratan de manera diferente. Por lo tanto, busca asesoramiento médico antes de sacar conclusiones apresuradas.